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De todos los objetos de vestir que usamos a diario, probablemente el más cargado de fetichismo sea, quizás, el reloj de pulsera. La mayoría tenemos uno, uno que nos dura varios años y a quien somos más fieles que a nuestra pareja. Casi que me pongo celosa. A lo mejor, si somos puntillosos con nuestro estilo, tenemos otro para las ocasionas especiales. Y demos gracias. Evidentemente, no se trata de tener un reloj para cada día. Al fin y al cabo, un buen reloj vale su dinero por lo que habrá que elegir bien la compra según nuestras necesidades y nuestro estilo de vida.